El segundo grupo de voluntarias que este año ha viajado al campo de trabajo de México ya lleva dos semanas en la Sierra Mixe, y esto es lo que nos cuentan:
El pueblo de Tepantlali no ha parado de sorprendernos durante nuestra segunda semana de voluntariado. Durante esta semana hemos visto como el pueblo se iba transformando y preparando para la grandísima fiesta de la Virgen de la Asunción.
Nosotras, no solamente nos hemos conformado con observar cómo la gente empezaba los preparativos, sino que hemos decidido también participar en ello, pintando las verjas de la plaza principal, ayudando con las flores y, por supuesto, hemos seguido compartiendo los días con los niños que acuden al centro a aprender, jugar, reír y a compartir su amor y alegría que no es poca. No hay nada más reconfortante y emotivo que una sonrisa sincera de un niño de Tepantlali.
Durante esta semana, las mujeres de costura también nos han seguido alegrando las mañanas con sus sonrisas. Hay mucho color y vida en Tepantlali: la banda ha estado ensayando sin cesar para tocar durante todas las fiestas y las gentes del pueblo van de aquí para allá desde bien pronto en la mañana.
A nivel personal, esta experiencia es útil para reflexionar y ser consciente de todas aquellas cosas del mundo en el que vivimos que nos parecen tan relevantes y que aquí se convierten en algo innecesario. La gente es sencilla, amable y muy acogedora. Te ofrecen todo aquello de lo que disponen como si fueras de su propia familia. Viven también rodeados de una belleza increíble a la que aprecian y saben cuidar. La sierra Mixe es un lugar precioso que vale la pena ver de primera mano.
Durante estas semanas, seguiremos aquí, aportando nuestro granito de arena a este pequeño mundo, disfrutando de cada momento y compartiéndolo con la gente que nos rodea.