Los dos voluntarios que han viajado a Tepantlali en el mes de julio ya llevan una semana en la Sierra Mixe. Ellos mismos nos cuentan cómo ha empezado su experiencia!
Tras una larga espera ya hemos llegado, a veces parecía que el viaje quedaba todavía muy lejos pero por fin llegó, estamos preparados.
En esta primera semana hemos podido disfrutar de toda la cultura Mixe en su máximo esplendor, de la gente, de la comida e incluso de sus carreteras.
La gente aquí es diferente: sonríe por costumbre, saluda todo el tiempo (aunque sea la decimonovena vez que te la cruzas por la calle), te ayuda, y te invita a comer. En general muestra toda su generosidad y acogida con cualquier persona que se acerca a este pueblo con ánimo de aportar algo, por pequeño que sea.
La comida genial, salvo por el aporte extra que le da el chile en algunos platos y ese sabor picoso al que todavía nos estamos acostumbrando. Ya hemos probado a cocinar frijoles, lentejas, arroz a la mexicana o quesadillas y, salvo estas últimas, los platos tenían una dudosa comestibilidad jajaja (seguimos vivos).
En los numerosos viajes que estamos realizando nuestro interior se va agitando, no solo por las emociones de ver los diferentes lugares sino también por la cantidad de baches, topes, hoyos, piedras, etc. que nos encontramos, es casi de película de comedia y todo un reto sin duda para los que somos flojos de estómago.
No hemos podido todavía abrir el centro debido a que esta semana está copada de actos de clausura de los diferentes niveles educativos, estamos deseosos por hacerlo, no paramos de invitar a cada niño que vemos por la calle para que se acerquen a partir del día 9 y bueno, si acuden todos a los que se lo hemos dicho pues igual no cabemos en el centro, espero que no tengamos que habilitar una carpa adjunta.
¡Desde Luego estamos descubriendo que Tepa es un lugar en el que volver a ser un niño/a!
Con mucha alegría y cariño decimos adiós hasta la próxima semana.