Los dos voluntarios que han viajado a Tepantlali en el mes de julio ya llevan tres semanas en la Sierra Mixe y una de las voluntarias afronta su última semana en el campo de trabajo.
Qué rápido pasan los días!! Áca estamos en la sierra mixe pensando que no nos va a dar tiempo a hacer todas las actividades que nos gustaría en esta semana.
En esta tercera semana nos han invitado a la celebración de un quince cumpleaños en la que pudimos ver como esta edad es importante porque se pasa de ser una niña a una mujer, y como bailaba su vals de cumpleaños y le cantaban “sus mañanitas”. Muchas gracias a la familia.
Estamos aprovechando al máximo Tepantlali. No nos podíamos ir de aquí sin probar ni cazar kipbiamui. Gracias a otra de las familias que tanto nos apoyan. Tuvimos que esperar para agarrarlos con agujas aunque finalmente todo esfuerzo tiene su recompensa.
Agradecemos también a todas las personas que han colaborado en la compra del proyector porque así pudimos tener una amena tarde de cine viendo “Charly y la fábrica de chocolate”. Sí, luego nos apetecía algo de chocolaaaate!!! Somos algo tragones. Por eso también hemos degustado unos riquísimos tacos al pastor (y si, con algo de ese picante que tanto nos va).
Como Áca no es todo comer… Nos hemos puesto a coser unas estupendas servilletas. Nos cuesta hilvanar pero al final con la ayuda de una maestra (con muuucha paciencia) nos sale el punto de cruz bordado. Estamos deseando enseñar a tejer en España a quien se precie.
¿Y qué deciros de los niños de Tepantlali? Que están deseando estar con nosotros. Antes de abrir el centro ya nos esperan con su característica alegría y sonrisas. Con ellos, hemos continuado (como ya os avisábamos la semana pasada) tareas de lectoescritura y de matemáticas.
Algunos son más “perenzocillos” (cuales osillos amorosillos, y otros son más “aplicados”). Tras unos pocos de ánimos, y diciéndoles que ya les queda menos para terminar la tarea… La completan sin problemas.
Y si Tepantlali es un lugar para conocerse a uno mismo, y superarse. También lo es para estar activado jugando a las sillas, a “ponchar”, o a “la papa caliente”.
Estamos descubriendo que ayudar es estar en el momento oportuno y preciso. Sin ir más allá… simplemente viendo lo que la persona necesita.
Nos despedimos porque allí afuera se está oyendo a la banda de Tepantlali, y kumbias. Nuestro cuerpo se está moviendo ya al son de la música. ¿Ninguno se ánima a bailar?
Con cariño hasta la próxima semana.