Un año después del estallido de la guerra en Ucrania, las salesianas de Ucrania, Eslovaquia y Polonia continúan siendo una presencia de paz entre la población.
Como sabéis, desde VIDES apoyamos a las salesianas de estos países a través de una campaña de emergencia apoyada por más de 180 personas y también con dos proyectos financiados por la Generalitat Valenciana y el Ayuntamiento de Teruel.
Compartimos la noticia que leemos en la página de la Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, en donde podemos ver cómo es la situación en Ucrania un año después del inicio de la guerra.
Las Hijas de María Auxiliadora de Ucrania, Eslovaquia y Polonia continúan su presencia evangélica entre la población ucraniana. En el oeste del país están en Odessa, en el centro en Kyiv y en el este en Lviv, abiertos y disponibles a nuevas llamadas y exigencias de la situación actual.
Viendo que la vida – escuela, universidad, trabajo – estaba volviendo lentamente a la “normalidad”, las hermanas reabrieron las casas para estudiantes en Odessa y Lviv, para que pudieran continuar sus estudios participando en las lecciones. Algunos todavía asisten online, sin embargo, han pedido a las hermanas que reserven su puesto para cuando regresen.
En Kyiv, donde fue posible reanudar, a partir del 1 de septiembre de 2022 las FMA reabrieron la Escuela para los niños, según las normas: la escuela debe estar equipada con un refugio antiaéreo. El albergue quedó habilitado y la Escuela reabrió sus puertas a 11 niños de los tres primeros cursos de Primaria. Los padres están más agradecidos y relajados sabiendo que sus hijos están seguros. Cuando se escuchan las sirenas, todos bajan al refugio y la escuela continúa con normalidad.
Las FMA presentes en estas tres ciudades colaboran también en las parroquias, donde se han reanudado las actividades y la catequesis. La asistencia no es tan alta como antes, pero los horarios de las reuniones son estables y los padres saben cuándo acompañar a los niños y adolescentes. En los últimos meses, las hermanas han podido realizar diversas iniciativas con los niños y mantener momentos de formación y oración: el Rosario en el mes de octubre, los Ejercicios Espirituales en diciembre, las Fiestas de San Nicolás y Navidad, la Fiesta de Laura Vicuña y, por supuesto, la Fiesta Salesiana de Don Bosco a finales de enero.
Durante el conflicto aumentaron los compromisos para ellos: abrieron sus casas para recibir, acoger y distribuir ayuda humanitaria. Continúan de todo corazón en esta misión: buscando a las personas necesitadas, preparando alimentos y productos de primera necesidad, visitando familias, ancianos y enfermos, llevándoles lo necesario, pero sobre todo hablando con ellos, ofreciéndoles la posibilidad de encontrarse.
No han dejado los hospitales, los orfanatos, las casas de refugiados, las casas fuera de la ciudad, donde la gente se quedaba de visita. También tratan de organizar encuentros psicológicos para niños, jóvenes, adultos, probados por los traumas de la guerra y agotados por la persistencia de la situación de incertidumbre.
No faltan las ayudas a la población, gracias a la generosidad de diversas organizaciones, benefactores y comunidades del mundo, que aportan productos para la higiene y limpieza personal, medicinas, ropa blanca, ropa, detergentes, con todo lo necesario para el invierno. – leña, ropa térmica, generadores de energía – con ayudas para el transporte y dinero para pagar las facturas.
Las hermanas tratan de educar a los niños y a las familias a mantener el corazón abierto y a compartir con quienes, como ellos, se encuentran en situaciones de conflicto, desastres naturales o extrema pobreza: para Navidad, junto a los niños y jóvenes, prepararon dulces y pequeños obsequios para llevar a las parroquias más necesitadas.
Las Hijas de María Auxiliadora continúan su presencia entre la gente aportando un poco de luz en la oscuridad – una sonrisa, una palabra amable, cercanía- y un apoyo concreto, contando con la generosidad y la solidaridad de todos.